lunes, 17 de noviembre de 2014

Aunque ampliamente utilizado por cualquier persona que maneje un ordenador, incluido el alumnado, el procesador de texto no es actualmente objeto de gran reflexión educativa. Sin embargo, esto no debería ser así: creemos que ha de considerarse una herramienta pedagógica de primer orden si aprovechamos sus potencialidades, y para ello no es necesario más que un conocimiento técnico elemental. Por supuesto, el mayor conocimiento de un programa aumenta sus posibilidades, pero más allá del "acabado" de lo escrito, las funciones de corrección-mejora, comunicación y colaboración (que son las que más nos interesan educativamente) se pueden aplicar con un dominio mínimo del procesador de texto. Creemos que en cualquier área en que la palabra sea importante (es decir, en todas o casi todas), el procesador de texto puede cumplir varias funciones en el aprendizaje del alumnado:

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